En primer lugar decir que para mí realizar la experiencia en Manoguayabo ha supuesto cumplir un sueño, con lo cual ahora estoy intentando despertar, aunque en realidad no quiero. Las vivencias, emociones, alegrías, tristezas que nos hemos encontrado en Dominicana han sido un verdadero regalo de Dios.

Nunca imagine poder sentir la verdadera felicidad en el compartir y en la entrega con los más necesitados.

De todo lo vivido, quiero resumir la experiencia en la figura de los niños. En ellos realmente he descubierto la luz, la pureza, la inocencia, la alegría, la falta de barreras, y la conexión que ellos tienen con Dios. Ahora entiendo perfectamente porque Jesús decía: «Dejad que los niños se acerquen a mí», porque realmente el acercamiento a un niño es una experiencia de crecimiento personal, una inyección de alegría y amor.

En las fotos que difícilmente he seleccionado, tenemos a los peques de la familia de Julianita que era una señora que precisaba tratamiento de rehabilitación, y mientras trabajábamos con ella estos artistas nos acompañaban y amenizaban con sus travesuras y caricias.
Peques
En la foto con Chipy, una niña que nos robó el corazón, estamos haciendo el signo de Vida, precisamente es lo que ella nos dio: Una lección de vida, porque estando desahuciada del hospital con tan solo 7 años por su terrible enfermedad, y pasando hambre diariamente, ella no paraba de luchar por salir adelante junto a su familia. Estar con ella y su familia fue una experiencia de saber que cuando parece que está todo perdido, en las situaciones de más angustia, allí esta Dios, y yo personalmente sentí su presencia de manera intensa en esa bendita casa.
Chipy
La foto de la misionera argentina, es un pequeño homenaje que me gustaría rendir a todos los que abandonan su tranquilidad y su seguridad para dedicarse al que más sufren. Luisina, una misionera laica que trabaja en Jimaní (frontera con Haiti), nos mostró su absoluta entrega a los demás y el derroche de amor hacia el pueblo que la acoge. En la foto esta con Joselina una pequeña haitiana que acude al centro de nutrición que tienen los misioneros claretianos en Jimaní, para tratar la desnutrición que sufre.
Misionera
Por ultimo os dejo una foto del grupo misionero con unos niños que nos enseñaban su pequeño poblado. En esta foto se refleja esa fusión de este magnífico grupo de misioneros con los niños del lugar, y como no puede ser de otra forma, estábamos haciendo alguna carantoña con ellos.
Niños
Sin más, agradecer de corazón al grupo de personas con los que he tenido la suerte de compartir esta misión por todo lo recibido, así como a las misioneras claretianas por brindarme la oportunidad de cumplir un sueño. Termino mandando un fuerte abrazo a las claretianas de Manoguayabo, y deciros que si Dios quiere volveré a tierra de misión.

¡Un abrazo de paz!

Antonio