San Pedro Sula, 20 de septiembre de 2023
Queridos amigos, un abrazo desde estas tierras hondureñas, a las que acabo de llegar después de haber visitado a mi familia en España.
En este tiempo que he estado por allá se han vivido muchas cosas en los jardines de infancia, puesto que, además de la actividad normal de las clases, han coincidido varias fechas significativas para este país.
Por ejemplo, el 20 de julio se celebró el Dia del Indio Lempira, un cacique guerrero que dio su vida por defender la soberanía hondureña ante la invasión española. Es un día de gran identidad nacional y en todos los centros educativos se realizan actividades para conservar los valores patrios. En nuestros jardines, lógicamente, también.
Agosto aquí destaca por ser el mes de la Familia. Nosotros le damos mucha importancia. De hecho, creo que en algún momento os conté que en los JAPAIC no celebramos el día del padre ni de la madre (para evitar que los que no tienen alguno de los dos progenitores se sientan mal), sino el de la familia. Con este motivo, en cada uno de los jardines se han realizado también diferentes actividades para celebrar esta jornada.
Y en septiembre, aparte del día del Niño, se celebran las fiestas patrias y el día de la Bandera Hondureña. Como os podéis imaginar, todo muy patriótico.
También las Madres Maestras han seguido teniendo su formación mensual, tal como estaba planificado. De hecho, este viernes tendremos la de este mes y en ella aprovecharé para despedirme de todas ellas, como estoy haciendo en estos días con el resto de los grupos que acompaño.
Porque supongo que a ninguno de vosotros os es ajena ya la noticia de mi nuevo destino, ¿verdad? Por si acaso, en el XVIII Capítulo General que hemos celebrado recientemente, las hermanas me han elegido como ecónoma general, lo cual significa que en pocos días viajaré a Roma para prestar, durante los próximos seis años, este nuevo servicio que se me pide desde la Congregación.
Soy consciente de que Dios me pide comenzar un nuevo capítulo de mi vida en el que me tendrá reservadas sorpresas bonitas, como siempre ha hecho, pero he de reconocer que me da mucha pena dejar esta parte del mundo en la que, a pesar de tantas dificultades vividas, he sido tan feliz por la manera como he podido desarrollar mi ser misionera, tanto los 9 años de Santo Domingo como este último en Honduras.
He tenido que hacer todo un proceso interior para asumir que dejo lo que dejo y para encontrarle el sentido misionero a lo nuevo que viene. A estas alturas, y después de todo este proceso, creo poder decir que es más fuerte el profundo e inmenso agradecimiento que siento por el regalo que para mí ha supuesto vivir toda esta experiencia, que el dolor por tener que dejarla. Y el Señor me ha hecho un último regalito al permitirnos a Luciana y a mí presentar el DOMUND de este año.
Empecé a escribir estas cartas hace 10 años, cuando fui destinada a República Dominicana, no para hablar de mí, sino para que pudierais ver a través de mis ojos otras realidades y conocer otras muchas situaciones personales que vive la gente. Espero que todas estas letras hayan servido para algo y que cada uno de los que me habéis estado siguiendo hayáis podido descubrir otras pobrezas existentes en vuestros ambientes.
Gracias por vuestro apoyo incondicional, por vuestros comentarios, por vuestras oraciones… Gracias, simplemente, ¡por estar ahí!
Con esta novena y última carta desde San Pedro Sula me despido de vosotros. Tengo la “secreta intención” de seguir ayudando donde esté, en la medida de mis posibilidades, pero creo que ya llega la hora de terminar con estas cartas, aunque siga animando por otros medios.
Cuidaos mucho, seguid orando por todas estas realidades y, en la medida de lo posible, haciendo aportaciones económicas para apoyar los proyectos que las claretianas tenemos en todos los continentes. ¡¡¡Aún queda mucho por hacer!!!
Un abrazo y… hasta siempre.
Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana