CARTA DESDE MANOGUAYABO

Batey Bienvenido, Manoguayabo, 15 de junio de 2020

¡Hola a todos!

Espero que tanto vosotros como vuestros familiares os encontréis bien. Supongo que, en función de en qué parte del mundo estéis, ya iréis saliendo más a la calle o no.

Aquí, si no fuera porque la gente va con mascarilla, parecería que nada pasa. Acabamos de empezar nuevo tramo de 15 días en los que el toque de queda se ha reducido de 8 de la tarde a 5 de la mañana. Ya casi todo está funcionando con normalidad, aunque yo sigo pensando que se está yendo demasiado rápido y que esto va a traer consecuencias. Para que os hagáis una idea, en mi carta del mes pasado, el día 53 de aislamiento teníamos 9.095 afectados. Hoy, día 90 desde que empezó la cuarentena, van 23.271 casos. Por tanto, a pesar de lo que el gobierno intenta transmitir, en el último mes la cosa se ha disparado bastante. De hecho, antes de ayer se alcanzó la cifra récord desde que empezamos, con 629 nuevos casos nuevos en un solo día. Las previsiones eran comenzar ya la fase 3, pero, afortunadamente, se acaba de anunciar que no se van a llevar a cabo las medidas de desescalada previstas, debido al incremento de casos que ha habido durante la fase 2.

Realmente todos somos conscientes de que las prisas que se han estado teniendo son para poder celebrar las elecciones el día 5 de julio. A saber qué pasará después, pero creo que no necesito una bolita de cristal para saber que los números se dispararán de nuevo.

Quienes han sido más prudentes y no han abierto hasta hoy son los de la Embajada de Haití. Han estado creando un protocolo para atender a partir de ahora por medio de citas. Lo bueno es que me han dicho que puedo llevar los recibos de los pasaportes que han llegado para ellos entregármelos a mí y yo a sus dueños. Eso me va a evitar tener que llevar a mucha gente a la embajada, lo cual es bueno. Lo malo es que tengo que ponerme a enviarles por Whatsapp todos los recibos que tengo, ¡y son muchos!

En cuanto a la gente que quiere hacerse el pasaporte, también va con citas y enviando previamente los documentos escaneados. Ya he conseguido 12 citas para el próximo jueves y he enviado los documentos respectivos. Normalmente llevo 18 en la guagua, pero, respetando con prudencia las normas vigentes, solo voy a ir llevando 12 en cada viaje, aunque tarde más. Si recordáis, cuando empezó la cuarentena ya tenía organizados 4 viajes que tuve que suspender, un total de 72 personas. Eso, sin contar todos los que están esperando a que yo vuelva a atender para apuntarlos en la lista. Pero bueno, de esto os contaré en la próxima carta porque por el momento aún no sé cómo vamos a funcionar. Lo que tengo claro es que no me planteo empezar a atender gente cara a cara hasta que no pasen las elecciones, lo cual no quita que esté gestionando muchas cosas por whatsapp. Por cierto, no sé si os dije que tuve que dejar el local que tenía alquilado para atender gente. Lo único que encontré a un precio módico fue una casita, así que a partir de ahora atenderé ahí. Es la azul que está en el centro de la foto.

Por lo demás, hemos seguido cada 15 días con el reparto de alimentos, tanto el del proyecto Son Nuestros Hermanos como en La Escuelita, llegando a un total de 192 familias. Respecto al primero, hace diez días nos reunimos con la gente de una fundación que también ayuda en el batey, para contrastar nuestras listas, ya que intuíamos que había gente que estaba pidiendo y recibiendo en varios sitios. Descubrimos nada menos que 20 familias que teníamos repetidas, así que los distribuimos dejando a unos con ellos y a otros con nosotros. Sabemos que todo el mundo está muy necesitado, pero la idea es evitar este tipo de abusos, de tal manera que entre todos los que estamos ayudando podamos llegar a más gente con los recursos que tenemos.

Ciertamente ya hay algunas personas trabajando, sobre todo hombres en las obras de construcción que se han retomado, o mujeres vendiendo fruta o ropa en la calle, lo cual alivia la situación de sus familias. Pero, lamentablemente, son muchísimas más las que siguen sin tener ninguna entrada. A varias ya las han sacado de las casas donde vivían por llevar 3 meses sin poder pagar el alquiler y han tenido que meterse donde les han dejado un huequito, fomentando más aún el hacinamiento que ya hay. Es muy doloroso ver esas situaciones y no poder hacer nada, la verdad.

Respecto a La Escuelita, además del reparto de alimentos y de tareas, tengo una buena noticia que contar, y es que conseguí inscripción en la escuela pública para 15 niños, 10 de seis años para entrar a primero y 5 de 5 años para entrar a preescolar. Los padres están muy contentos, es verdad que les da pena sacar a sus hijos de La Escuelita, pero entienden que es una gran oportunidad la que se les brinda al haber conseguido una inscripción oficial.

Al haber vaciado el curso de los pequeños, puedo mantener un tiempito al resto de los alumnos en el curso en el que están sin la necesidad de subirlos de nivel, porque, después de haber estado los últimos tres meses sin clase, en agosto habrá que retomar el curso por donde se quedó antes de que empezara la cuarentena. Mi idea es que en diciembre ya puedan cambiar al curso siguiente aquellos alumnos que estén preparados.

Lógicamente, todo esto son meras conjeturas, porque, aunque oficialmente el Ministerio de Educación ha dicho que las clases empiezan el 24 de agosto, habrá que ver cómo está la situación en ese momento. En caso de que esto se mantenga, he propuesto a las maestras de La Escuelita que cada una divida a su grupo en dos, de tal manera que cada día se atienda primero a una mitad y luego a la otra, aunque tengan menos tiempo de clase. Creo que es lo más prudente, para poder tener algo de distancia entre ellos, ya que el espacio que tenemos es muy reducido. Pero, como decía antes, ya veremos qué pasa con todas estas conjeturas.

Respecto a los casos afectados por coronavirus en el batey, afortunadamente siguen siendo pocos por el momento. Pero yo me quedé fría esta mañana cuando supe que la semana pasada murió el abuelo de uno de nuestros alumnos de La Escuelita. En realidad, hacía de padre del niño más que de abuelo. Al ser un hombre mayor, se ve que le dio fuerte y en cuestión de días se fue. También hoy ha fallecido nuestra querida Rosmery, a la cual llevamos ayudando desde que estoy aquí, pero lo de ella no ha sido por coronavirus sino por encharcamiento de pulmones y otras teclas que tenía. Por su parte, Adline y Odeta siguen mal, cada una con lo suyo, pero por el momento se mantienen. Y hay mucha gente a la que, como está haciendo tanto calor y tanta humedad, se le está subiendo la tensión de manera disparatada.

Termino con una anécdota, para que sigáis haciéndoos una idea de algunas cosas que ocurren y que no salen en las noticias… El otro día me envió un whatsapp Edianie, una de las mujeres a las que estoy ayudando a declarar a sus hijos y a hacerse su pasaporte. Su marido es haitiano y está preso hace un tiempo. Se ve que ella le llevó un colchón para que no tuviera que dormir en el suelo. Pues parece ser que lo obligaron a que compartiera el colchón con un dominicano que no se encontraba bien, él se resistió, pero finalmente tuvo que aceptar porque lo amenazaron con un cuchillo. Un par de días después, cuando se despertó, descubrió que el dominicano había muerto en el colchón junto a él. Lo peor de todo es que… ¡salió positivo de coronavirus! De veras que, por mucho que oigo, sigo sin poder salir de mi asombro con cosas como estas.

En fin, aquí lo dejo. Eso sí, este mes, aparte de lo recibido del Fondo Asistencial por parte de KORIMA y de la aportación mensual de nuestro querido padre Ronal, han llegado donativos de gente muy querida para mí. Por tanto, no puedo terminar sin dejar de agradeceros vuestra generosidad. No voy a mencionar nombres, Dios los conoce y eso es suficiente. Pero que sepáis que A TODOS os lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón.

Un abrazo y todo mi cariño,

Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana