CARTA DESDE MANOGUAYABO

Batey Bienvenido, Manoguayabo, 11 de abril de 2020

Queridos amigos:

Os escribo en este día de Sábado Santo, en medio del silencio que reina tras haber celebrado ayer la muerte en cruz de Jesús. Es silencio físico, quizá por la hora en la que escribo, que aún no ha salido el sol y los pajarillos aún no han despertado. Pero es también un silencio más profundo… el de toda la creación paralizada ante los acontecimientos celebrados ayer (la muerte injusta de un Justo, el Hijo de Dios) y el de nuestra humanidad paralizada por la pandemia del COVID-19. Al mismo tiempo, es un silencio expectante, porque sabemos que esto no es el final, sabemos que el Amor es más fuerte que la muerte, que solo tenemos que seguir viviendo llenos de esperanza confiada.

Me gustó ayer el enfoque de la homilía de la celebración de Viernes Santo en el Vaticano, cuando el que predicó dijo que, ante las circunstancias injustas y dolorosas que vivimos, podemos situarnos desde dos puntos de vista diferentes: el de las causas o el de los efectos. Ciertamente, estoy convencida de que algunos de los efectos de lo que estamos viviendo pueden ser muy buenos. Me refiero al sentido de solidaridad de unos con otros, a la mejora de las relaciones humanas, al reconocimiento global (con aplausos o sin ellos) de quienes están intentando salvar vidas o proporcionar lo que necesitamos para nuestro sustento, al descubrir la banalización de tantas cosas a las que en los últimos años se le estaba dando importancia, al descubrir el valor de lo sencillo…

Sin embargo, y no solo por estar donde estoy, me siguen preocupando los efectos negativos que esto está ya teniendo y los que va a tener. Aquí, en el batey, hay MUCHA gente pasando hambre. Cada día me llegan mensajes de hombres y mujeres pidiendo ayuda porque no tienen ni comida ni dinero para comprarla, y se trata de padres con hijos, normalmente, varios hijos. Hay que agradecer que el gobierno reparta periódicamente bolsas de alimentos básicos, pero la verdad es que, aparte de que llevan mucha menos cantidad de la que damos nosotros a través del proyecto Son Nuestros Hermanos, ni siquiera llega a todo el mundo, porque hay muchas zonas en el batey no asfaltadas y, normalmente, es por ahí donde vive la gente más necesitada.

Para que os hagáis una idea, lo que da el gobierno es 2 libras de arroz (menos de un kilo), medio litro de aceite, un paquete pequeño de galletas, 1 lata de sardinas, 1 lata de guandules (algo parecido a los guisantes) y 1 bote de sazón.

Por nuestra parte, desde que empezamos el proyecto hace años, para una familia normal damos 10 libras de arroz, 1 de aceite, 2 latas de sardinas, 1 libra de azúcar, 1 de harina, 1 de leche, 5 sopitas (pastillas de Avecrem), 1 paquete de espagueti, otro de macarrones y 2 libras de habichuelas. Eso, para las familias que no son numerosas, para las numerosas damos un poco más. Con esto no pretendo dárnoslas de nada, sé que las comparaciones son odiosas e injustas… Si lo menciono es para que quede claro que lo que se está dando no es suficiente para que la gente sobreviva. Yo soy consciente de que lo que nosotros entregamos no dura más de 3 o 4 días, según el caso, así que puedo imaginar lo que les durará lo que entrega el gobierno. Como quiera, se agradece que al menos haga el reparto.

Hoy estamos en nuestro 25 día de aislamiento y no sé cuánto durará esta situación. Sé que las cifras oficiales mienten (según me dijeron ayer, superamos los 7000), pero os las cuento de todas formas a modo de orientación: el lunes supuestamente había 1828 contagiados, el miércoles 2111 y 108 muertos, y ayer, las cifras hablaban de 2620 contagiados y 126 muertos. Es decir, que aún no hemos alcanzado la meseta, por lo que esto va para largo…

Volviendo al tema de los alimentos, por el momento estamos repartiendo a 50 familias. Hasta ahora hacíamos el reparto cada dos semanas, pero la situación requiere que ya lo hagamos cada semana… al menos mientras dure el dinero. He de decir que, en este sentido, tengo sentimientos muy encontrados. Me refiero al hecho de que estoy contenta por poder ayudar, pero, al mismo tiempo, siento que no es suficiente, que me gustaría poder ayudar a más gente que verdaderamente lo está necesitando. Es muy frustrante, de verdad.

Además, en estos días ha ocurrido otro hecho desagradable. El miércoles por la mañana supe que, unos días atrás, trajeron 42 presos del penal de La Victoria, contagiados de coronavirus, a la cárcel de menores que tenemos en el batey. Lo hicieron a las 12 de la noche, cuando nadie podía ver el suceso, supongo que porque en otros lugares del país la gente se ha quejado cuando han querido enviar a enfermos contagiados a sitios donde podían contagiar fácilmente a otros. El caso es que esta cárcel del batey no es nada segura. De hecho, cuando estaban los menores, continuamente se escapaban saltando la valla. La gente del batey está asustada ante el peligro que supone la posibilidad de que los que han traído se escapen y empiecen a regar el virus, así que el miércoles empezaron a quemar gomas (neumáticos) en señal de protesta. La policía vino y disparó varias veces, lo podíamos oír desde casa. Además, se ve que esparcieron gas lacrimógeno. Nosotras vivimos a medio kilómetro de donde esto ocurrió y hasta aquí nos afectó el gas en los ojos y en la garganta. Me dijeron que ese día una persona murió en el incidente y a otro se lo tuvieron que llevar al hospital por asfixia. Respecto a los presos, parece ser que el martes ya habían muerto cuatro de ellos. No tengo idea de si están recibiendo atención médica o si simplemente los tienen ahí dentro para aislarlos, aunque, conociendo cómo funcionan aquí las cosas, supongo que será esto segundo.

Sé que no son solo estos los que han sacado del penal de La Victoria, sino que están repartiendo en diferentes lugares a los contagiados. Y, según me dijeron ayer, parece ser que no están informando a las familias, por lo que en todo el país hay incertidumbre sobre el paradero de esta pobre gente. Debe ser horroroso, para una madre o una esposa, saber que su hijo o su marido se han contagiado y no tener ni idea de dónde lo han llevado ni en qué condiciones estará. En fin, que el panorama no es muy alentador que digamos…

Tenía más cosas que contaros, pero las dejaré para la próxima. En este rato ya se despertaron el sol y los pajarillos. El sol hoy luce como una bola roja, apenas desperezándose, pero prometiendo un día caluroso. Y los pajarillos deben estar riñendo entre ellos, o bien contándose algo gracioso, a juzgar por el alto volumen de su trino que rompe el silencio. Es hora de irme a la capilla para rezar laudes. Seguramente hoy, como cada Sábado Santo, acompañaremos con nuestra oración a María, desolada por la muerte de su Hijo. Y, en ella, por supuesto, a tantas personas que en estos tiempos difíciles han perdido también algún ser querido.

Como decía más arriba, a pesar de los efectos negativos que estamos viviendo, quiero mantener la esperanza y quedarme con los positivos. El papa Francisco ha dado muchos mensajes en ese sentido durante todo este tiempo, pero quiero terminar con uno en concreto, que nos sirve para todos, creyentes o no:

Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Solo tú puedes evitar que ella vaya en decadencia. Hay muchos que te aprecian, te admiran y te quieren. Y no lo sabes, pero existen personas para quienes eres especial. Me gustaría que recordaras que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajo sin cansancio, relaciones personales sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Ser feliz no es solo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato. Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, tristezas, incomprensiones y períodos de crisis emocionales y económicas. Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para quien sabe viajar para adentro de su propio ser. Ser feliz es dejar de ser victima de los problemas y volverse actor de la propia historia. Es atravesar desiertos fuera de sí, mas ser capaz de encontrar un oasis en lo recóndito de nuestra alma. Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida. Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos. Es saber hablar de sí mismo. Es tener coraje para oír un “no” hasta de aquellos a quienes aprecias. Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta. Es besar a los hijos, mimar a los padres, tener momentos poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran. Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple, que vive dentro de cada uno de nosotros. Es tener madurez para decir “me equivoqué”. Es tener la osadía para decir “perdóname”. Es tener sensibilidad para expresar “te necesito”. Es tener la capacidad de decir “te amo”. Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz… Que en tus primaveras seas amante de la alegría. Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría y la paz. Y que cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo. Pues así serás más apasionado por la vida. Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta. Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia. Usar las pérdidas para refinar la paciencia. Usar las fallas para esculpir la serenidad. Usar el dolor para lapidar el placer. Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia. Jamás desistas… Jamás desistas de las personas que amas. Jamás desistas de ser feliz, ¡pues la vida es un espectáculo imperdible!

 

Un abrazo grande para cada uno, y… ¡¡¡feliz Pascua de Resurrección, fiesta de la Vida y la auténtica Felicidad!!!

 

Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana

 

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Gema

    Que testimonio tan doloroso y, a la vez, lleno de amor, dedicación, felicidad, esperanza… y todo ello por amar lo que se hace.
    Eres un buen ejemplo a seguir Lidia, tienes toda mi admiración, el resto también, pero es a tí a quien conozco. Desde aquí seguiremos orando por todos vosotros, también por todos nosotros pero aún estando tan mal por aquí siempre estamos mejor que donde vosotros estáis.
    Ardua labor la que hay que seguir haciendo pero hay que seguir con empeño y esperanza
    Un abrazote solidario para tod@s ❤️✋

  2. P. Hector cmf

    Gracias Lidia. Feliz Pascua de Resurrección.

Comentarios cerrados.