Manoguayabo, 26 de octubre de 2015
Queridos amigos:
Aún con el saborcillo de la recién celebrada fiesta del Padre Claret, os escribo con el deseo de que estéis viviendo un mes muy misionero. El Papa Francisco nos invita a ser misioneros de la misericordia y, aunque ciertamente hemos de vivir siempre la misericordia, este mes se nos ofrecen muchas invitaciones, propuestas y exhortaciones que pueden ayudarnos, tocarnos una vez más la conciencia y la sensibilidad, para ponernos en movimiento y vivir nuestra realidad cotidiana en clave misionera. Ojalá sea así.
Sigo teniendo también muy presente el encuentro virtual que tuve la semana pasada con quienes participaron en el Primer Encuentro de Delegaciones de nuestra querida ONG-D KORIMA. Una vez superados los “problemillas técnicos” para poder contactar, fue una auténtica gozada poder compartir ese ratito con quienes están colaborando estrechamente con la sede, a fin de sensibilizar en los distintos lugares y organizar actividades que nos ayuden a quienes estamos en la otra parte del mundo a llevar a cabo los proyectos de desarrollo. Me emocionó ver caras conocidas y queridas, y conocer a otras nuevas. Como les dije, sin vuestras actividades y donaciones nosotras aquí no podríamos hacer gran parte de lo que estamos haciendo. Porque para acompañar a la gente no hace falta dinero, sólo tiempo y ganas. Pero para poder dar comida y medicinas a quien no tiene recursos, para llevarles al médico, para ofrecer clases, etc… para eso sí que se necesitan “cualtos”, como dicen por aquí. Por eso, gracias una vez más por todo lo que hacéis y la ilusión que ponéis, especialmente cuando las cosas no están fáciles.
Este mes no puedo contaros mucho sobre los enfermos del batey porque por varios motivos apenas he podido salir a visitar. Lo que más he podido cuidar ha sido el proyecto de las clases de alfabetización. Estoy muy contenta con el equipo de maestras que tenemos este año, tanto las que van por la mañana como las de la tarde. Nos hemos tomado muy en serio planificar de tal manera que los niños aprendan rápido y bien. Y ellos se toman sus clases y sus tareas con mucha responsabilidad. Además, no sólo están aprendiendo a leer, escribir, sumar, restar… sino que, desde principios de este mes, cada semana les estamos proponiendo un valor para reflexionar sobre él y llevarlo a la vida cotidiana. Nos valemos para ello de cuentos y de pasajes de la Biblia y, a partir de ahí, hacemos reflexiones adaptadas a su realidad infantil y familiar. Realmente es muy bonito ver el proceso que están viviendo. La pena es que con frecuencia constatamos que lo que se les enseña y a lo que se les motiva no encuentra luego respaldo en los hogares. Por eso en la próxima reunión de padres que tendremos este viernes, vamos a darles a ellos una pequeña charla motivadora, a ver si conseguimos algo.
Por lo demás, me alegra también poder contaros que la mayoría de las personas adultas a las que ayudamos con el proyecto “Sin Papeles No Soy Nadie” ya han recibido su tarjeta de residencia temporal. Faltan unos cuantos, pero confío que la reciban pronto. Como digo, la tarjeta es temporal, por un año. En realidad, como lo que yo tengo, una residencia temporal que tengo que renovar cada año. Sólo espero que, pasado el año, no les pongan más dificultades para renovar la residencia que al resto de los inmigrantes que estamos en el país…
En cuanto a la regularización de los niños, aún seguimos esperando que el gobierno saque los requisitos. No tengo ni idea de cómo vamos a hacer con los que no tienen siquiera una constancia de nacimiento por haber nacido en el campo, de manos de una comadrona o de la misma familia de la madre. Ya veremos…
Pues esto es lo que os puedo contar por ahora. Sé que la carta de este mes es más corta de lo habitual, pero después del “tirón de orejas” que me dieron los que participaron en el Encuentro de Delegaciones por el retraso que tuve los dos últimos meses al enviar la carta, he preferido escribirla esta noche, que tenía un ratito, en vez de esperarme al fin de semana, que me podría explayar un poco más. El resto de la semana se me presenta complicado, ya que tocan varias citas de hospital de Odeta y otros enfermos…
Eso sí, me temo que tendré que dejar el envío para mañana, porque en este momento tenemos una tormenta eléctrica tremenda, que nos deja sin señal. Ya llevamos varios días con tormentas de este tipo por la tarde-noche. Los truenos y relámpagos son verdaderamente impresionantes. La de ayer fue de aúpa. Y justo empezó al terminar una celebración que teníamos en el club de la superintendencia que hay cerca de casa. Participamos en una caminata mariana por la tarde, de todas las parroquias de la zona, y terminamos con una eucaristía allí.
Yo iba con tres niñas pequeñas, de 4, 5 y 7 años, que me suelen acompañar cada domingo a la iglesia y que quisieron venir a la caminata. Salimos corriendo para no mojarnos y tuvimos suerte, porque llegamos a casa justo cuando empezó a diluviar. Eso sí, tuvo que ser un espectáculo verme correr por el batey, con la pequeña en brazos y las otras dos siguiéndome el ritmo… y los relámpagos iluminando todo el cielo cada vez con más frecuencia. Vamos, ¡como en las películas de miedo!
En fin, amigos, dejo las anécdotas para otro día. Como os invitaba al principio, sigamos viviendo lo que nos queda de este Octubre Misionero y Claretiano con mucha intensidad. Hagamos realidad el lema “Mi pasión es Jesús, mi misión eres tú” con todos aquellos que nos necesitan, estén cerca o lejos de nosotros.
Un abrazo fraterno y lleno de cariño,
Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana