CARTA DESDE SAN PEDRO SULA

San Pedro Sula, 31 de enero de 2023

Queridos amigos:

Como siempre, espero que todos os encontréis bien y que el comienzo de este año 2023 haya sido bueno.

Para mí ha sido un mes muy centrado en el programa de Madres Maestras y que, como aquí el curso empieza en febrero, se aprovecha el mes de enero para dar dos semanas intensivas de formación para todas las Madres Maestras.

Esta formación ha tenido dos partes diferenciadas. En la primera hemos estado recordando todos los principios que mueven y están a la base de nuestro programa, el por qué hacemos lo que hacemos y cómo lo hacemos… Para unas ha sido refrescar lo que ya sabían, lo cual nunca viene mal, especialmente después de varios años sin tener formación a causa de la pandemia. Para otras, las que han entrado más recientemente, ha sido de mucho provecho ver una panorámica completa de nuestra filosofía y nuestra manera de actuar.

La otra parte de la formación ha consistido en un taller de sanación interior que ha impartido el equipo de espiritualidad ignaciana de la zona. Esto es algo que desde los comienzos se quiso hacer y, por diferentes motivos, nunca fue posible. Parece que este era el momento adecuado porque todas las dificultades que surgieron cuando lo solicité se fueron arreglando poco a poco. Es un taller buenísimo, yo lo hice hace años, estando aún en España, y se lo recomiendo a todo el mundo. Lamentablemente no han podido hacerlo todas las Madres Maestras porque para algunas era imposible asistir los tres días seguidos que duraba y en horario de mañana y tarde, pero las que lo han hecho han salido renovadas, felices, con capacidad de verse y situarse en el mundo de una manera diferente, con lo que supone de posibilidad de cambio del entorno.

Aparte de lo que a estas mujeres les haya podido beneficiar la formación, para mí ha sido una oportunidad de relacionarme con ellas y de compartir de manera más personal con algunas. Es bonito percibir que van sintiendo confianza a medida que me van tratando, incluso para confiarme cuestiones personales. Como siempre, conocer lo más frágil y vulnerable de una persona y poder acompañarla es un auténtico regalo de Dios.

Además de la formación, también ha ocupado bastante de mi tiempo el proyecto de construcción del jardín “Arrullitos de María” del que ya os hablé anteriormente. Por el momento hemos presentado el proyecto a algunas entidades y estamos esperando la resolución para llevar cartas solicitando donación de materiales a varias empresas grandes. Van llegando también algunos donativos y estamos haciendo actividades para recaudar fondos, así que todo está en marcha y yo me siento confiada al respecto. Os parecerá una tontería, pero hace un par de días volví a ver varias hormiguitas en el muro, cargando hojitas y, aparte de hacerme sonreír, de alguna manera se sentí identificada con ellas.

Fuera ya de lo que es el programa de Madres Maestras y los jardines de párvulos, os comenté que estoy asesorando la pastoral social parroquial. Pues bien, como arranque del curso 2023, el sábado 21 ofrecimos un día de retiro.

Asistieron 33 personas de los equipos de pastoral de siete de las comunidades de la parroquia, y lo dirigimos entre una de mis hermanas de comunidad y yo. La verdad es que la gente traía una predisposición estupenda, después de no haber tenido nada durante estos años a causa de la pandemia. El lugar donde fuimos, en pleno campo, fue también ideal, especialmente para el tiempo de oración personal. Como no conseguimos sacerdote para celebrar una eucaristía de envío, lo hicimos a modo de celebración, y fue un momento denso, profundo y motivador. En fin, que todos quedamos muy contentos. ¡Espero que los efectos duren todo el curso!

Bueno, pues por el momento, no tengo mucho más que contar, así que aquí lo dejo. Os envío a cada uno mis mejores deseos para todo lo que tengáis entre manos y confío en vuestra oración. Con la mía ya contáis. ¡Un abrazo!

Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana