¿Ser o no ser?

¿SER O NO SER?
ESA ES LA CUESTIÓN
Enero 2015

Nos preguntaremos qué hay detrás de este título tan teatral, que no se sabe a qué puede hacer referencia. Pues bien, se trata de la reflexión que desde el Área de Justicia y Solidaridad de CONFER queremos hacer en torno al atentado que el pasado 7 de Enero de 2015 sufrió el semanario satírico francés Charlie Hebdo en el que murieron 12 personas -10 trabajadores del periódico y 2 policías-, provocando también 11 heridos. El título “¿Ser o no ser?” hace referencia al doble movimiento que se ha desencadenado en la sociedad civil, identificándose –unos- o sin hacerlo –otros- con las víctimas del semanario bajo los lemas “Je suis Charlie” o “Je ne suis pas Charlie”. Con esta reflexión va también nuestra más absoluta condena hacia toda forma de violencia, también la que se ejerce institucional y democráticamente sobre determinados colectivos sociales.

De pronto, todos somos Charlie, al igual que en su momento todos fuimos Miguel Ángel Blanco o cada una de las víctimas del atentado del 11M. En estas circunstancias, es justo que nos invadan sentimientos de solidaridad cuando las vidas humanas y su integridad están en juego. La cuestión es que, más allá de esta sensibilidad, seamos capaces de poner en juego todas nuestras “potencias” y capacidades (memoria, entendimiento y voluntad) para hacer frente a un problema que, como pasa casi siempre que nos aproximamos a la realidad, es bastante más complejo que como nos lo cuentan.

Tratamiento de la información por parte de los medios de comunicación
Términos como “islamismo radical”, “yihadismo” se nos van introduciendo casi por ósmosis en nuestro lenguaje (y peor aún, en nuestra sensibilidad) equiparando Islam a “terrorismo”, “amenaza internacional” y “criminalidad violenta”, sin saber del todo lo que decimos y a qué realidades responde exactamente. Todo ello fruto de la maniobra y el delicado engranaje usado por los medios de comunicación, que hoy por hoy son los mejores especialistas en crear opinión pública. Y acoger sin ningún tipo de filtro ni sentido crítico lo que nos transmiten los medios entraña sus riesgos.

Llevar el Islam a su raíz (radicalizarlo), así como hacerlo con el cristianismo o con cualquier otra religión, no será nunca sinónimo de asumir respuestas violentas, sino todo lo contrario. En el contexto de la Vida Religiosa, éste es un término que usamos mucho: “ir a la raíz”, que es lo mismo que decir “volver a la fuente, a lo esencial” del Evangelio y de nuestros carismas respectivos. Sabemos por experiencia que ninguna religión es en sí mismo violenta y que éstas, vividas en radicalidad, sólo generan corrientes de vida, fraternidad, compromiso y solidaridad.

En el caso que traemos a nuestra reflexión, deberíamos de sospechar sobre todo del modo como se está tratando la información del atentando y la cantidad de tiempo invertido en ello, mientras se silencian otras cuestiones. Unos, las víctimas, han quedado elevados a la categoría de héroes nacionales mientras que otros, los victimarios, se han convertido en el chivo expiatorio y puerta de entrada para “castigar” y criminalizar a todo el mundo musulmán. El Centre Delás d´estudis per la Pau expresa así su preocupación acerca de este tema, en su comunicado titulado “Que esta violencia no nos traiga más violencia” :
“Desde el Centro Delàs (…) rechazamos también la xenofobia e islamofobia que recorre Europa y que desde partidos de extrema derecha tanto aquí como en Francia ya ha comenzado a utilizar esta tragedia para criminalizar toda la comunidad musulmana y para exigirle explicaciones por unos actos de los que sólo son responsables sus perpetradores. Islam no es terrorismo, y hoy más que nunca hacemos llegar nuestro apoyo a los hombres y mujeres musulmanas que viven en nuestro territorio (…).No podemos evitar preocuparnos por la «indignación selectiva» de los estados y de los medios de comunicación cuando la violencia política sacude Europa, y la desigual cobertura que reciben, por ejemplo, los frecuentes asesinatos mediante drones armados estadounidenses en Pakistán, Yemen o Somalia. Condenar el ataque a Charlie Hebdo aisladamente, sin hacer patente el drama social que siempre conlleva la violencia política en todo el mundo, puede acabar convirtiéndose en un peligroso ejercicio de eurocentrismo, que alimenta la xenofobia y el racismo”.

La libertad de expresión, ¿no tiene límites?
En el atentado al Charlie Hebdo, el asesinato de doce personas se ha equiparado con un ataque ejercido en corazón de la “libertad de expresión” y siempre que equiparamos dos elementos, algo o alguien sale perdiendo. Las víctimas merecen un respeto mayor. No son la personalización de ninguno de nuestros valores democráticos, sino que son seres humanos que ya no están entre nosotros, porque se les ha arrebatado la vida de forma violenta. Y la violencia hay que condenarla.

El tema de la libertad de expresión merece su propio tratamiento. ¿Es que la capacidad de comunicación, por ser libre, no debe estar sujeta a ningún tipo de criterio ético? La libertad de expresión no nos otorga automáticamente el derecho de herir la sensibilidad de las otras personas, puesto que “mi libertad acaba donde empieza la de los demás”. Esto es lo que denunciaba el Papa Francisco en su viaje a Manila, el pasado 15 de Enero : “En la libertad de expresión hay límites (…). No se puede provocar, no se puede insultar la fe de otros, no se puede reír de la fe. «.

Terrorismo islámico y terrorismo de Estado
Javier Jiménez Olmos, miembro de la fundación “Seminario de investigación para la Paz” de Zaragoza incluye en su definición de terrorismos el “terrorismo de Estado” y nos recuerda que “[en la lucha contra el terrorismo] de nada sirven respuestas militares desproporcionadas. Los fracasos militares en Afganistán e Irak así lo demuestran. La llamada “guerra al terror”, causante de las invasiones de esos dos países, no ha hecho sino incrementar la actividad terrorista. Los datos objetivos y los hechos son evidentes: el terrorismo no ha disminuido después las invasiones de Afganistán e Irak, más bien parece todo lo contrario (…). Organizaciones consideradas terroristas acusan a los organismos internacionales y a los Estados de ser a su vez los responsables de actos de terrorismo al amparo del poder que les garantiza la supremacía sobre los oprimidos .

El temor que manifestamos desde el Área de Justicia y Solidaridad de CONFER es que, como respuesta a lo acontecido en el semanario Charlie Hebdo, la Unión Europea justifique y legitime medidas fuertemente represivas (de hecho, ya ha empezado a hacerlo) en aras de defender la seguridad de sus estados miembros, blindando de ese modo a los países, con el consiguiente endurecimiento de las políticas migratorias. En ese sentido, el Centre Delás también se posiciona:

“Manifestar nuestra inquietud respecto del escenario político que ahora se desarrolla, y que seguramente conlleve la adopción de «medidas excepcionales» destinadas a reforzar el control y la vigilancia del estado sobre la ciudadanía (la situación de «emergencia política» precipita un marco político ideal para llevar a cabo medidas que de otra manera no sería posible aplicar y que vulneran derechos fundamentales), a las que nos oponemos frontalmente. La «guerra contra el terror» retorna a Estados Unidos y los países de Europa occidental en forma de programas de espionaje masivo contra la población civil y reformas de carácter punitivo que persiguen la protesta o la ascendente militarización de las policías civiles”.

A modo de conclusión
Acabamos nuestra reflexión, presentando una serie de propuestas que ponemos abiertas sobre el tapete para activar el debate y el pensamiento en nuestras comunidades, de nuevo de la mano de Javier Jiménez, que nos insta a:

  • Modificar los factores estructurales y culturales que conducen a la violencia.
  • Actuar con arreglo a las leyes internacionales y los derechos humanos.
  • Fomentar unas relaciones internacionales basadas en el multilateralismo y la seguridad humana por encima de los intereses económicos y del militarismo.
  • No dar pábulo a choques de civilizaciones que conduzcan guerras preventivas o invasiones de terceros países.
  • Invertir en los proceso de integración a través de la educación para el respeto y la tolerancia.
  • Incentivar iniciativas de paz como la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas.

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