Manoguayabo, 26 de abril de 2016

Queridos amigos:

Aún en tiempo pascual, mis felicitaciones para todos aquellos que creéis en Jesús Resucitado, el Señor de la Vida.

Confío que todos estéis bien y os sintáis felices. Yo lo estoy. Estos días ando muy ajetreada, no tanto con las cosas de la escuela, que también, sino principalmente con el proyecto “Sin Papeles No Soy Nadie”. Son muchos los niños que van apareciendo sin actas de nacimiento, o con datos mal en las constancias que les dieron en la maternidad… y a medida que se corre la voz de que estoy con esto, más aparecen. Esperemos que podamos ayudarlos a todos a conseguir sus papeles para poder estar en regla, sobre todo, porque el Ministerio de Educación del país ha endurecido las normas y ya sí que no se permite inscribir en las escuelas a ningún niño que no tenga su acta de nacimiento. Lo malo es que el gobierno sigue sin sacar los requisitos para regularizarlos, y los rumores que me llegan por varias partes es que los haitianos van a tener que hacerlo necesariamente pasando por su embajada, lo cual hace que “me den temblores”, dado lo mal que he visto que funcionan… pero… no quiero perder la esperanza. Y, por supuesto, seguiremos ayudándoles en todo lo que se pueda para que puedan llevar una vida lo más normal posible.

Además de este proyecto, en la última semana he echado “unas cuantas horitas” de hospital, clínicas y lugares similares. Ya terminado el proceso con Odeta, le toca el turno preferente a Luciana. No sé si de ella os he hablado alguna vez. Es una señora haitiana de 70 años. Vive en el Batey con su marido, en un cuartucho bastante miserable al final de un callejón, con nada de ventilación, ni siquiera baño. Es de las parejas a las que ayudamos con alimentos cada mes. El año pasado se quejaba mucho de dolores por la parte del estómago, por lo que la llevamos al médico, le hicimos análisis y una sonografía que le indicaron. En ese estudio salió que tenía glomerulonefritis en el riñón derecho. Dado que estábamos terminando el año, que no nos quedaba mucho dinero del proyecto, que el proceso de Odeta nos llevaba mucho tiempo y que esta pareja nos dijo que tienen 5 hijos, les dijimos que lo hablaran con ellos para que cada uno aportara algo para poder seguir con el proceso de su madre. Lamentablemente, pasaron los meses y ninguno de ellos colaboró con nada.

Ella dice que está cada vez peor, así que la semana pasada iniciamos su procedimiento. Ayer la vieron en medicina interna y le mandaron radiografías, análisis y nueva sonografía. En esta última ha salido que, además de lo que tenía en el riñón derecho, el izquierdo está absolutamente lleno de glomérulos. Y, según me han dicho, eso es peor que las piedras. ¡Con razón la pobre se queja tanto! Este viernes llevaremos todo al nefrólogo y ya veremos qué pasa.

Al mismo tiempo que a ella, esta mañana llevé a la clínica a Antonieta, de 82 años. Ella tiene cataratas en un ojo y está ciega del otro, de hecho, éste último lo tiene totalmente cerrado. Parece ser que hace ya bastante tiempo le dio una subida de tensión tan fuerte que el globo ocular, literalmente, se le salió. Nunca en mi vida había oído algo así… Ella apenas se mueve, le duelen mucho todos los huesos del cuerpo y le están dando unos calambres un poco sospechosos. La doctora le ha mandado unos análisis, para ver si puede tratarse del nuevo virus que tenemos de moda después del zica, el Guillain-Barré. Esperemos que no, porque ese es tremendo… De cualquier manera, mañana la llevo al cardiólogo, para que le haga un estudio un poco más profundo.

Estas pobres viejitas, se las ve tan desamparadas, que le roban el alma a una.

Por lo demás, los niños de las clases de alfabetización siguen bien. A los que están desde el curso pasado, como conocieron a Sandro y Alfredo, los llevamos el domingo pasado a verlos, puesto que era domingo de familias. Como ya os comenté en alguna otra carta, la institución donde están sólo tiene un día de familia cada tres meses, por lo que había que aprovechar la ocasión. Sandro y Alfredo se alegraron mucho de ver a sus antiguos compañeros de clase.

Había que verles la cara cuando vieron que, de la guagua que nos llevó, nos bajábamos 19 personas. Fuimos muy apretujados, pero la experiencia mereció la pena en todos los sentidos, porque los muchachos también disfrutaron mucho. Y, para terminar, como no era cuestión de llegar tan tarde con la barriga vacía, paramos en un pica-pollo.

Eso sí, me dio mucha pena constatar que había muy pocos familiares visitando a los chicos de la institución. Eso hace que ellos se sientan muy mal y que les cambie el humor durante varios días, como nos comentaban los educadores. La verdad es que la mayoría de la gente, “los sueltan allí y se despreocupan”, y en el día a día, como están con sus rutinas, el hecho pasa desapercibido, pero los días de familia… como decía antes, son duros para la mayoría de ellos.

En fin, aquí lo dejo por este mes que ya está a punto de acabarse. Eso sí, dado que ya en España este próximo domingo es el día de las madres (aquí, sin embargo, es el último domingo de mayo), quiero provechar para enviar mi felicitación a todas las mamás, empezando, lógicamente, por la mía. ¡Que Dios os siga bendiciendo a todas cada día de vuestra vida!

Un abrazo grande,

Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana