CARTA DESDE MANOGUAYABO

Manoguayabo, 23 de abril de 2014

Queridos amigos:
Os deseo a todos una muy feliz Pascua de Resurrección. Confío os encontréis bien y hayáis podido vivir estos días tan especiales como la ocasión merece.
Mi semana santa ha sido bastante distinta a lo que estaba acostumbrada cuando estaba en España. Aún así, ha sido “muy de Dios”. Aparte de los oficios de estos días y de las visitas normales que suelo realizar a los enfermos y necesitados de nuestro Batey, lunes y martes santo di unas charlas en la capilla de Bienvenido, que me habían pedido que diera para ayudar a vivir estos días tan especiales. La verdad es que el mismo hecho de prepararlas ya me hizo bien, y hablar de ciertas cosas delante de determinadas personas, ver sus caras y escuchar sus comentarios posteriormente, mucho más.
Algunos de vosotros me habéis ido preguntando cómo se celebra aquí la semana santa. Los oficios del Triduo Pascual son como en todas partes, bueno, los que hay en las parroquias, claro, porque en capillas como la nuestra, no hay eucaristía sino solo celebración, ya que no se encuentra sacerdotes que puedan venir a celebrar. Eso sí, aquí no hay ninguna tradición de procesiones, como en España. Lo único que se puede ver en la calle son los viacrucis que se hacen en cada barrio. Aquí os dejo la foto que hice de la luna la noche del Jueves Santo. ¿Alguien aparte de mí ve la luna crucificada?

08 luna crucificada

Otro hecho que se da, también como en el resto del mundo, es que mucha gente se toma estos días para irse a la playa, o a visitar a la familia que vive en otros lugares del país. En nuestra zona, como no hay recursos para eso, se van al río Haina, que está cerca de aquí. Yo pasé por allí al ir a visitar a una familia que vive al otro lado del río y lo que vi fue todo un espectáculo.

08 gente en el rio

El río estos días está muy vacío, pero eso no impide que la gente se concentre ahí y se ponga en remojo, como forma de pasar el día. Los mayores beben mucho, lo cual origina tremendas borracheras que causan muchos accidentes, no solo aquí, sino en todo el país. Es verdad que la policía se hace presente, pero es inevitable que siempre ocurran desgracias.
Otra cosa muy típica de aquí es comer habichuelas con dulce. En realidad es un plato que se come ya desde la cuaresma, todos los viernes, pero también en semana santa, creo que especialmente el viernes santo. Es algo muy original, la verdad, y no hay dos personas que las cocinen igual.
Por lo demás, después de mi última carta me llegó una noticia que me alegró mucho, y es que desde nuestra ONGD KORIMA se nos va a apoyar el proyecto de Pastoral Social que presenté, “Son nuestros hermanos”, por lo que en cuanto nos llegue el dinero podremos empezar a comprar alimentos y medicinas para toda esta gente tan necesitada, así como ayudarles a costear algunas operaciones que tienen pendientes, todas ellas muy urgentes. No podéis imaginaros lo feliz que esto me hace, porque cada día voy encontrando historias que parten el alma. ¡Es tanta la impotencia que a veces siento por no poder hacer más! Supongo que ya conocéis el proyecto pero, por si acaso, tenéis el video en el blog de KORIMA, en el enlace http://korimaclaretianas.wordpress.com/2014/03/29/son-nuestros-hermanos/

08 manos

En este sentido, quiero aprovechar para dar las gracias a todos los que ya habéis dicho que vais a organizar alguna actividad para colaborar. Por ejemplo, el próximo sábado hay un grupo en Las Palmas de Gran Canaria que va a presentarse al Festival de la Canción Juvenil y Vocacional, con nuestro proyecto como beneficiario para el caso de que ganen. Os aseguro que este gesto me ha emocionado mucho porque, independientemente de que ganen o no, ya están apostando por nosotros, y eso es muy importante. Cuando se lo conté a algunos de los beneficiarios del proyecto hubo incluso lágrimas de emoción por sentirse importantes para gente que ni siquiera les conoce. Sé que puede sonar exagerado, pero os aseguro que no lo es, porque cuando personas que pasan hambre varios días de la semana ven posibilidad de que su situación pueda cambiar algo, una luz nueva ilumina sus vidas y la esperanza renace en sus corazones.
¿Qué más puedo contaros? En continuación con mi última carta, me gustaría poder dar la noticia de que por fin están todas las calles del Batey asfaltadas, pero no es así. Como suele pasar, todas las obras se volvieron a paralizar, parece ser que por falta de dinero, ¡de nuevo! ¡Siempre el dichoso dinero! Así que, en este momento, tenemos la mayoría de las calles del barrio con las piedrecitas oscuras que echó el camión hace ya un mes, pero a falta de echar la capa de alquitrán. Esperemos que para cuando llegue el alquitrán no se haya estropeado la primera parte y haya que empezar de nuevo…
Quienes están muy contentos y suficientemente satisfechos con el estado actual de las calles son unos niños que suelen jugar en la lomita que hay para llegar a mi casa. Suelo verlos muchas tardes cuando regreso a casa. Juegan con una rueda de motocicleta vieja, que encuentran por ahí, que dejan caer desde arriba, la cual van conduciendo con un palito. ¡Tienen una destreza tremenda! A ver si algún día les hago una foto para enseñárosla. Cuando llegan abajo la recogen, suben de nuevo la loma y vuelven a echarla a rodar.
También he visto a otros niños jugar últimamente mucho con sus “chichigüas”. Son cometas que ellos mismos se fabrican con los materiales que encuentran y las hacen volar hábilmente. Empezaron a aparecer en cuaresma, y todas las tardes se podían ver varias por cualquier sitio por donde caminara.

08 chichiguas

Como veis, cuando no hay recursos la imaginación hace prodigios. De hecho, muchos pequeñajos no necesitan más que un charquito para jugar. Lo malo es que los charquitos aquí son muy peligrosos por la cantidad de infecciones que provocan, pero ellos de eso no entienden ni se preocupan. Y lo malo es que los padres tampoco suelen hacerlo como debieran.
En fin, ya seguiré contándoos más cosas en otro momento. Por ahora me despido de todos con la alegría de este tiempo pascual. Es cierto que el dolor y el sufrimiento del viernes santo siguen existiendo en nuestras propias vidas y en las vidas de quienes nos rodean, pero sabemos que todo esto no tiene la última palabra, que el Amor es más fuerte que el dolor, como la Vida es más fuerte que la muerte.
Un abrazo y hasta pronto,

Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana