CARTA DESDE MANOGUAYABO – ENERO 2015

Manoguayabo, 17 de enero de 2015

Queridos amigos:
Espero que las dos semanas del nuevo año que llevamos estrenado os hayan ido bien. Imagino que cada uno ha vuelto ya a su actividad cotidiana. Aprovecho para felicitar a todas mis hermanas claretianas y a aquellos que compartís con nosotras nuestro carisma y nuestra misión, en este día tan importante para nosotras como es la fiesta de María Antonia París, la fundadora, junto con Antonio Mª Claret, de nuestra congregación religiosa.
En estas dos semanas, como siempre, ha habido cosas geniales y otras que no lo son tanto. Una de las anécdotas más bonitas que puedo contar es del día 5 de enero. Como habíamos conseguido unos cuantos juguetes, organizamos una actividad en la capilla, al terminar la Celebración de la Palabra de ese día (es que no siempre contamos con la posibilidad de celebrar eucaristía por falta de sacerdotes, así que la mayoría de las veces lo que se ofrece es una Celebración de la Palabra presidida por el diácono). Invitamos a los niños de la catequesis, a los niños que tenemos en las clases de alfabetización y a algunos de los hijos de los enfermos que visitamos. Habíamos puesto los juguetes al fondo de la capilla, por lo que nada más entrar ya los iban viendo. Sus caras eran dignas de ver. Creo que muchos de ellos nunca habían visto tantos juguetes juntos, y eso que no eran tantos… Comenzamos con cantos y una breve reflexión sobre el sentido de la entrega de regalos que se hace ese día. Después, para que no hubiera problemas de favoritismos y para que cada uno pudiera elegir lo que quisiera, les dimos un numerito a cada uno y fuimos sacando, como si fuera un bingo. A medida que salía el número de cada uno, podían ir a la parte de atrás y elegir lo que querían. De veras que, para los que lo organizamos, fue un auténtico regalo ver cómo se les iluminaba la cara y cómo salían de orgullosos y contentos con sus juguetes. Me encantaría poder mostraros alguna foto, pero la verdad es que, con la emoción, ni siquiera me acordé de sacar la cámara de la mochila. Solo puedo dejar evidencia que el día anterior, cuando preparaba las cosas con algunos jóvenes, disfrutamos mucho.

17 Preparando los reyes
Por otra parte, como es habitual, ha habido también experiencias más crudas. Como sabéis, la mayor parte de las personas a las que ayudamos son haitianas. En el batey hay familias dominicanas, pero más de un 80 % son haitianos. Algunos llevan aquí años viviendo, desde que esto era realmente un batey en el que se sembraba la caña de azúcar. Otros han ido llegando después y se han ido asentando en la zona. Haití, que según las estadísticas sigue siendo el país más pobre del mundo, comparte la isla con República Dominicana, somos vecinos.

17 Mapa isla

De ahí que cuando los hermanos haitianos buscan condiciones de vida un poco más dignas, lo más cerca que tienen es esto y vienen para acá. El problema es el que os he comentado en alguna otra carta anterior, que muchos de ellos llegan sin papeles, y si el proceso de regularización es complicado, mucho más lo es para esta gente totalmente indocumentada. Para intentar ayudar un poco a remediar esta situación, al menos para algunos, hemos presentado un nuevo proyecto a KORIMA, con la esperanza de que sea aprobado y podamos seguir ayudando a los hermanos haitianos, comenzando con los niños a los que estamos alfabetizando, y también a la gente a la que atendemos desde la Pastoral Social y de la Salud.
Después de todo este preámbulo, que no pretendía fuera tan largo, voy a lo que os iba a contar. Hay un chico haitiano, con mujer y tres hijos, de los que no suelen ir nunca al médico. Pero se ve que se ha estado sintiendo tan mal con el estómago durante tanto tiempo que esta semana pasada me dijo que iba a ir al hospital. En principio fue una buena noticia, porque ya sabéis que hay gente que, por no ir a tiempo, termina con complicaciones graves, y lo suyo lleva tiempo dándome mala espina. El caso es que a última hora de la mañana me llamó y, con la voz y el alma llenas de frustración, me contó que había pasado toda la mañana intentando en vano que le atendieran en dos hospitales. En ninguno de ellos quisieron atenderlo por el simple hecho de no tener su cédula de identidad. Soy consciente de que es absolutamente normal el hecho de que en un lugar como un hospital se necesite algún tipo de papel que te identifique. Hasta ahí llego. Lo que me duele y me llena de indignación es que sea un requisito “imprescindible” para atender a alguien que se encuentra mal. Lo digo porque no es la primera vez que me encuentro con casos como éste, y las veces anteriores las situaciones eran de verdadera y auténtica emergencia. ¿Cómo se puede negar a un ser humano el derecho básico a la salud? ¿Qué es lo que nos confiere humanidad y dignidad: el hecho de nacer o el de tener papeles?

17 Niu00F1o llorando

Y conste, vuelvo a repetir… soy plenamente consciente de que es necesario tener documentos que acrediten nuestra identidad, pero de ahí a negar la atención a quien lo necesita… no sé, es un tema complicado. Por eso cada vez estoy más convencida de que hay que ayudar a esta gente a que llegue a tener su documentación en regla.
Y ya no es sólo por el derecho a la salud, sino para evitar esos sentimientos que les invaden cuando se sienten “nadie”. Es muy duro. A mí me deja sin palabras que decir.
Por no dejar la historia de este chico sin final, lo llevé a un dispensario que llevan unos religiosos, donde sabía que no nos iban a pedir papeles y tampoco me iban a cobrar la consulta. Eso sí, los análisis, la sonografía y las medicinas sí tuve que pagarlas. Y como en la sonografía salió una cosita con mal aspecto, lo refirieron a gastroenterología. Ese servicio no lo prestan en el dispensario, así que estábamos otra vez en las mismas. Fuimos a preguntar a un par de clínicas privadas, pero los precios son demasiado desorbitantes, por lo que las esperanzas empezaron a debilitarse. Sin embargo, terminamos el día con alegría porque probamos en otro hospital de la zona y, como él tiene el justificante de estar en trámites para conseguir su pasaporte, lo aceptaron y nos dieron cita para la semana que viene.
La verdad es que de cada experiencia se va aprendiendo, pero hay momentos en los que no se encuentra salida fácil para lo que se va viviendo.
Esta mañana tuvimos la suerte de celebrar eucaristía en casa, lo cual aquí es casi un lujo por el motivo que comenté sobre la falta de sacerdotes. El caso es que antes de la eucaristía, haciendo un ratito de oración, leía las lecturas del día. Como toda esta semana de atrás, invitan al seguimiento. La Palabra de Dios es viva y eficaz… Jesús llama con firmeza y radicalidad… y es criticado por comer con recaudadores y gente de mala fama… pero es que, según él, no necesitan médico los sanos, sino los enfermos. De hecho, dice que no ha venido a llamar a los justos sino a los pecadores (cf. Mc 2, 17). Siempre me ha encantado esa libertad de Jesús para no dejarse influenciar por las apariencias ni por el qué dirán, ese afán suyo por cambiar lo que necesita ser cambiado para lograr que las personas vivan con más dignidad. Ojala no nos cansemos nunca de luchar por conseguir un mundo más justo, más humano, más solidario, más pacífico…
Nada más por hoy. Que este año 2015 sea bueno para todos, especialmente para los más desfavorecidos de nuestro mundo. Cuidaos mucho y sed felices.

17 Con Yoharlin
Un abrazo para cada uno y hasta el próximo mes.

Lidia Alcántara Ivars, misionera claretiana